Allá por el 99

Yo tenía 22 años y mientras estudiaba arte dramático en la escuela superior, aprendía tanto y más en esa nave de sueños de muchos amigos y amigas. Todas socias e implicadas en el proyecto que puso en pie mi amigo Bifu. En perseverancia y entusiasmo poca gente le supera.

Pienso en ese espacio y veo cuerdas, paredes danzadas, colchonetas para volteretas y para tumbarse a seguir el texto de la escena que se ensayaba. Monociclos, zancos, cariocas, globos, mazas, narices rojas, biombo, trajes, pelucas, cumpleaños, cabaret, entrenamiento, escenarios, calles, furgo, pueblos, castillos…en esa nave creábamos juntos y separados. Nos organizábamos, nos reuníamos, decidíamos y sobre todo, rezumaba arte y amor por el arte.

Me recuerdo aprendiendo a montar en zancos, agazapada a la puerta metálica roja que nos pintamos mi Estrella y yo (eh, amiga?!); yo era como una salamanquesa. Qué miedo salir del Pelícano con esos adoquines… Pero si anduve por allí, bien pude hacerme algún que otro pasacalle. El peor, una medieval de Cortegana, en mi vida lo he pasado peor. Menos mal que Diávolo (empresa que nos contrataba) supo lo que hacía mejor que yo y me invitaron a bajarme del cielo (Música celestial) qué alivio en las piernas, me temblaban hasta las pestañas postizas que llevaba. Una vez bajé, agarré dos mazas, su poquita de fuego y cuando aquello oscureció …dale que te pego. Salí ilesa e ignífuga, toda una hazaña.

Con las cariocas me fue mejor. Otra técnica que aprendí con mi querida Violeta, a base de moratones. Su voz! Y un, dos, tres…(…Y venga cariocazos!) Jajaja…esas clases de cariocas eran un despiporre absoluto. Todas ahí…manteniendo la distancia de seguridad recomendable y mi prima Violeta…tan chica y tan grande!

Eran todas técnicas de alto riesgo, con casi todas acababa morada literalmente, llegué a tener tantos cardenales que mi madre me decía que hiciera algún papelito para El Vaticano.

Algunas figuras de globoflexia aún las sigo practicando, esta técnica me resultó muy rentable para las comuniones y cumpleaños. Gracias Rafas!! Mientras aprendíamos hiperventilbamos y si usábamos la bombona de helio, ya no parábamos de decir chorradas con la voz de los diminutos. El monociclo me hizo mujer; al principio era un dolor tremendo pero como lo iba consiguiendo, no había quién me bajará, me encantaba! La acrobacia, que también eran con Joseja, (mi profe de acrobacia también en la escuela!) me flipaba mucho. Jorge y Virginia eran el deleite y la motivación para seguir intentándolo.

Con mi amigo Fran Torres probé por primera vez el clown, ese biombo, ese grupo, ese gran maestro…qué bonito fue, y qué lujo. Él supo enseñarnos lo maravilloso que es reconocer tu fracaso y asumirlo. Eso sí que es una lección para la vida.

Tengo frases, imágenes y músicas de espectáculos que no se van de mi cabeza por muchos años que pasen, menos mal.

Los espectáculos que dirigía Bifu eran un reflejo de su universo personal. Le estoy muy agradecida por tenerme en estima y regalarme esos personajes mágicos que estaban hechos a mi medida. El loco de «De proto luminaria» uno de los personajes que más disfruté.

Varuma fue una escuela libre y multidisciplinar. Me dio oportunidades, experiencia y unas vivencias apasionantes.

Gracias por invitarme a rememorar esta época. Sucedió allá por el 99.

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